El hombre es un ser relacional, llamado a la comunión. Y el hombre digital expresa esta relacionalidad en las redes sociales. Las redes se convierten así en el nuevo ambiente humano donde el hombre vive y se desenvuelve. En este ambiente se producen comportamientos conectivos y desconectivos, que pueden facilitar o dificultar la comunión interhumana. Por ello, se hace necesaria una cibermoral que dé respuesta a estos nuevos comportamientos. La novedad de esta tesis consiste en demostrar la necesidad de construir una cibermoral que responda a este nuevo ambiente digital en el que vive el hombre, basándose en el principio de relacionalidad y buscando la comunión. Sin ser normativa, la cibermoral se sirve de tres ejes para plantear su quehacer, que serán desarrollados al final de nuestro trabajo: la empatía, las virtudes y los principios de la Doctrina Social de la Iglesia.